Esta pieza es mi intento por ver qué había sido de mi padre, 16 años después de su fallecimiento. Para ello dibujé 16 veces su rostro, partiendo de una fotografía, y posteriormente dibujando siempre a partir del último retrato terminado –sin revisar los previos– en una especie de teléfono descompuesto.
Una impresión por inyección de tinta y dieciséis dibujos en grafito sobre papel. 21.8 x 16.5 cm cada uno.